martes, 13 de agosto de 2019

PROBLEMAS ANIMALES





Para los peces, comer plástico puede ser tan malo —o más— como lo sería la comida chatarra para un adolescente. Esto, que suena apenas obvio, adquiere otro matiz con los resultados de un estudio reciente, donde estos animales prefirieron alimentarse de plástico en vez de su comida natural.
Con el agravante de que, a diferencia de nosotros, no hay nadie que les indique los riesgos de una dieta así.
Un grupo de investigadores suecos se dio a la tarea de analizar el impacto de las micropartículas de plástico (ver recuadro) en un grupo de percas, una especie de pez común en Europa y cuya carne se comercializa.
Los hallazgos, publicados en la edición de junio de la revista científica Science, indican que la fase joven de esta especie, la larva, prefería partículas de poliestireno (el icopor es uno de sus derivados) a su comida natural, el zooplancton.

 DESAFÍOS ANIMALES
Otros animales cuyo comportamiento se ve ampliamente afectado por alteraciones en el medio ambiente son las aves. Los cambios en la migración de algunas especies han sido documentados, y en ciertos casos no solo se trata de factores como la contaminación.
Un estudio publicado en marzo de este año da cuenta de ello. Realizado por la Universidad de Anglia del Este, en el Reino Unido, la investigación analizó poblaciones de cigüeñas europeas que históricamente migraban a África durante el invierno para buscar comida.
Sin embargo, en tiempos recientes estas aves dejaron de realizar su recorrido completo para detenerse en Portugal o España, donde encuentran una fuente de comida más abundante y fácil: los vertederos de basura.
Inclusive, según los resultados, las aves hacen recorridos de hasta 100 kilómetros para satisfacer su “deseo” de basura.
“El estudio analizó la dependencia de las aves en la comida de los vertederos, y encontramos que la disponibilidad continua de esta comida afectó las distancias de sus viajes y los lugares donde anidan”, afirmó al portal phys.org la Dra. Aldina Franco, directora de la investigación.
De cuenta de esto, en los últimos 20 años la población de cigüeñas de Portugal se ha multiplicado por diez, aseveró la experta.
“Las aves tienen una gran habilidad para alimentarse de muchas cosas y para hallar grandes concentraciones de comida”, explicó Paulo Pulgarín, docente de biología de la Universidad CES y experto en ornitología.
El problema, contó, es que no se sabe con seguridad a qué tipo de patógenos se exponen estas aves al alimentarse de dichos lugares, que prefieren por facilidad y abundancia. Además del tipo de objetos de los que pueden llegar a alimentarse: plástico, fibras, etc. “Las aves migratorias deben terminar sus recorridos en estuarios, no en vertederos de basura, añadió. “La naturaleza tiene un ritmo propio. El ser humano debe articularse al ecosistema, no al contrario”, dijo Galeano .



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